Justificación

Las adiciones y, en específico, el consumo de drogas y la conducta antisocial aparecen como los problemas que mayor interés han despertado en las últimas décadas. La creciente implicación de los adolescentes en estas conductas, junto a los elevados costos personales, sociales y económicos que conllevan, han originado el consenso por buscar solución a estos problemas.

Se asume que vivimos en una sociedad en la que existe y siempre va a existir una disponibilidad de sustancias susceptibles de crear dependencia, por lo que se promueve que los individuos sean formados para vivir en esta realidad, decidiendo responsable y libremente no consumirlas o, en caso de hacerlo, mantener su uso dentro de unos parámetros (tipo, dosis, frecuencia, oportunidad) que eliminen o minimicen el daño causado a sí mismos o a otras personas (consideradas individual o colectiva mente). Así, la prevención del consumo de drogas se enmarca en una estrategia más global de promoción de la salud y el bienestar y las actividades prioritarias a desarrollar se centran en “la promoción del bienestar de la población juvenil y la participación de los agentes sociales, dentro de un marco de coordinación entre los servicios escolares, juveniles, sociales y de la salud”.

 

Todos aquellos que trabajan en el ámbito escolar, ocupa un lugar idóneo y privilegiado para articular programas y actividades preventivas. La escuela garantiza el acceso a la población más joven y ofrece la posibilidad de incidir en el fenómeno antes de que éste se manifieste. Además, tiene formalmente asignada la educación y es capaz de ejercer una acción específica, planificada y sistemática con posibilidad de evaluación y continuidad en el tiempo.

Se trata de realizar  actividades que  se desarrollen en el ámbito escolar y tratando, ante todo, de prevenir las drogodependencias, incluyendo  también a otros asuntos de la vida de los jóvenes (la convivencia con la familia y con los demás jóvenes, la resolución pacífica de conflictos, los hábitos alimentarios, la higiene, la prevención del tabaquismo y el alcoholismo... la calidad de vida).

 

El objetivo  principal es inducir al joven a sentirse ciudadano con capacidad de decidir, a ser sujeto activo de su educación y de su vida cotidiana y por eso mismo opera como un instrumento de educación moral, de transmisión de valores tales como la «libertad», el «respeto», la estima de la propia dignidad... Todos sabemos que la mejor prevención es la que nos otorga nuestra propia conciencia moral, esa que, en el caso de los jóvenes, les hace fuertes y autónomos frente a la manipulación externa.

 

2021